Con la exhibición de El poder en la mirada, concluyó Arcadia UNAM Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado 2ª edición

Con la exhibición de El poder en la mirada, concluyó Arcadia UNAM Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado 2ª edición

• La Cinemateca de Bolonia fue la invitada de honor
• Arcadia UNAM se llevó a cabo del 22 al 27 de octubre en el Centro Cultural Universitario

Del 22 al 27 de octubre se realizó la segunda edición de Arcadia UNAM. Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado, en paralelo a la Escuela de Preservación y Restauración Fílmica México 2019, con la asistencia de más de 40 alumnos de distintos países, principalmente de América Latina.

Gracias al apoyo de la Cinemateca de Bolonia y el Laboratorio de L’Immagine Ritrovata, en colaboración con la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), la Embajada de Italia en México y diversos patrocinadores, la edición 2019 de la escuela se realizó en la Filmoteca de la UNAM y en la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC UNAM), siendo ésta la segunda vez que se lleva a cabo en Latinoamérica, luego de que en 2017 la organizaran la Cinemateca y el Archivo de la Imagen Nacional, en Buenos Aires, Argentina.

Por su parte, durante los cinco días de actividades, Arcadia UNAM contó con la asistencia de más de 1,600 personas que disfrutaron más de 30 películas entre largos y cortometrajes de Italia y México, en las salas de cine del Centro Cultural Universitario, donde se pudieron apreciar grandes títulos como Los Olvidados de Luis Buñuel (México, 1950) —declarada Memoria del Mundo por la UNESCO en 2003— y Enamorada de Emilio “El Indio” Fernández (México, 1946). De ambas películas se exhibieron las copias restauradas que se presentaron en el Festival de Cannes de este año y en 2018, respectivamente.

Otros clásicos de la cinematografía mexicana que integraron la programación de Arcadia UNAM: Dos monjes (México, 1934) de Juan Bustillo Oro y La barraca (México, 1944), con la que Roberto Gavaldón debutó como director y que fue restaurada por la Filmoteca UNAM con el apoyo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC).

También se proyectó la segunda parte de la trilogía producida por la UNAM, El poder en la mirada (México, 2018), dirigida José Ramón Mikelajáuregui, un emotivo viaje por los archivos fílmicos de la Revolución Mexicana que va desde las complicaciones del gobierno de Venustiano Carranza hasta la creación del Partido Nacional Revolucionario por Plutarco Elías Calles, reviviendo la turbulenta historia de un periodo fundacional del México moderno. También se presentó la primera parte de esta trilogía, La historia en la mirada del mismo director (México, 2010), en formato de 35 mm.

El primer filme de terror mexicano, La Llorona de Ramón Peón (México, 1933), se exhibió con la presentación de Viviana García Besné, Directora del Archivo Permanencia Voluntaria, quien adelantó la siguiente colaboración con Filmoteca de la UNAM para restaurar la película Santa (1931), el primer filme sonoro de la cinematografía nacional.

Asimismo, algunas de las películas se acompañaron por conversaciones en torno a los roles de género con expertas en el tema, que en diversos foros han trabajado sobre las políticas de género en la propia Universidad. Esta aproximación, sin demeritar la calidad artística y el valor referencial e histórico de las obras, visitadas en el contexto y entorno en que fueron concebidas, permitió resignificar los roles de género que en ellas se representan, leerlos en su propio tiempo, pero también fijarlos frente a la postura actual al respecto, contribuyendo a visitar los cambios positivos, aunque insuficientes aún, que hemos logrado en ese tema. Las películas fueron:

La mancha de sangre, comentada por Elsie Pérez.

Enamorada, comentada por Ana Laura Pérez.

La mujer del puerto, comentada por Adriana Castillo.

El jeque blanco, comentada por Ana Laura Pérez.

El programa “Desarmar el derecho a la violencia: Práctica experimental y concurso de cortometraje” se presentó en colaboración con la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro y el Festival Docs MX. En él se exploran las posibilidades que el cine brinda a una nueva generación de creadores y creadoras, a partir del trabajo con el acervo de la Filmoteca en un diálogo con su archivo personal. Los seis cortometrajes, resultado de este proyecto, se premiaron por un jurado de especialistas, así como por el público durante Arcadia UNAM.

Premio del Público: Vox populli, de Sadja Lozano y Ernesto Anaya

Mención honorífica: Llegué bien, de Gisela Guzmán

Ganador: Matamos dos pájaros de un tiro, de Aurora Fragoso.

De la Cinemateca de Bolonia, Italia, apreciamos su gran trabajo de restauración con la emblemática cinta del neorrealismo italiano: Ladrones de bicicletas (1948) de Vittorio De Sica, así como El jeque blanco (1952), una de las primeras realizaciones de Federico Fellini, con guion de él mismo y de Michelangelo Antonioni y música de Nino Rota; del periodo silente se exhibió Assunta Spina (1915) de Francesca Bertini y Gustavo Serena, en versión original en italiano. En el Instituto Italiano de Cultura se presentó el Grand Tour Italiano, una serie de vistas que dan cuenta de las primeras realizaciones en Italia de 1905 a 1914, rescatadas de varios archivos fílmicos de Francia, Alemania y Ámsterdam, entre otros.

Con la asistencia del Presidente de la AMACC, Ernesto Contreras, Hugo Villa Smythe y Albino Álvarez, Director General y Subdirector de Rescate y Restauración del archivo universitario, respectivamente, presentaron el primer volumen de Cuadernos de Restauración de la Filmoteca UNAM, dedicado a la película Tepeyac (México, 1917) de Carlos E. González, José Manuel Ramos y Fernando Sáyago y posteriormente se proyectó la película en versión restaurada, con banda sonora incluida.

Durante la presentación comentaron que actualmente se está trabajando en el segundo volumen de Cuadernos de Restauración, dedicado a la película El tren fantasma (México, 1926) de Gabriel García Moreno.

En colaboración con Cineteca Nacional se realizó una mesa redonda sobre la restauración de la película Tiburoneros (México, 1963) de Luis Alcoriza.

Gracias a una alianza con el IMCINE y la Filmoteca de la UNAM, algunos clásicos mexicanos que integraron la segunda edición de Arcadia UNAM pudieron ser vistas a través de FilminLatino, por 24 horas y sin costo. Los títulos fueron:

• El puño de hierro
• Tepeyac
• Dos monjes
• El tren fantasma
• El compadre Mendoza
• El prisionero 13
• ¡Vámonos con Pancho Villa!
• La historia en la mirada

Los resultados de la segunda edición de Arcadia UNAM. Muestra internacional de Cine Rescatado y restaurado son muy positivos porque se logró entablar un diálogo con el público al inicio y al final de las exhibiciones. También se pudo apreciar que cada vez crece más el interés por conocer el trabajo de rescate, restauración y preservación de la memoria fílmica del país que se hace en la Filmoteca de la UNAM, así como del extraordinario trabajo de otros archivos fílmicos como el de la Cinemateca de Bolonia y el Laboratorio de la L’Immagine Ritrovata.

Cabe destacar que durante Arcadia UNAM 2019 su página obtuvo 13,494 visitas y 3,481 usuarios y 5251 sesiones, lo que nos permitió llegar a más público tanto de la Universidad como fuera de ella.

Tras el horizonte / Presentación por Mitl Valdez

TRAS EL HORIZONTE / PRESENTACIÓN POR MITL VALDEZ

26 de octubre de 2019

Centro Cultural Universitario, sala Julio Bracho, Ciudad Universitaria

1. El estreno y la primer corrida de exhibición de Tras el horizonte se llevaron a cabo en esta misma sala (Julio Bracho), del 4 al 9 de septiembre de 1983, como parte del Tercer Festival Universitario de Cultura Popular. En ese entonces la proyección de la película me provocó sentimientos encontrados. Por un lado, me embargaba el júbilo de que mi primer filme producido después de haber concluido mi formación académica en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos se exhibiera aquí, en el Centro Cultural; y por otro, me aguijoneaba el disgusto ocasionado por la defectuosa copia que se proyectaba. Como todos los cineastas de mi generación, fui víctima de la crisis que aquejó a la industria del cine mexicano desde fines de los 70´s. Si el revelado de los negativos y de las copias en el formato de 35 mm. era de mala calidad, en el formato de 16 mm. era pésima. Al exhibirse la película las imágenes se veían con tantos puntos blancos, que daba la impresión de que hubieran espolvoreado el negativo al revelarlo; el color y las luces de las escenas no correspondían a lo filmado, se veían descoloridas, verdosas. Y por lo que toca al sonido sucedía algo parecido: los diálogos, los ruidos incidentales y los ambientes, además de haber sido mezclados con el sistema monoural, se oían como salidos de un bote; ningún laboratorio revelaba el negativo de sonido con la densidad apropiada y en ocasiones la pintura de la banda sonora invadía la imagen y se veía. No existía un control de calidad. Con amarga ironía los cineastas nos referíamos a nuestros filmes como “las copias al carbón”. La industria del cine mexicano tocaba fondo y su deficiente calidad técnica aunada a su empobrecimiento temático, hizo que el público dejara de ver las producciones nacionales y prefiriera las estadounidenses, técnicamente casi perfectas. Finalmente, la antes esplendorosa industria del cine mexicano se extinguió. Ahora las nuevas tecnologías nos dan la oportunidad de restaurar y exhibir con una calidad técnica muy superior las cintas producidas en aquel desafortunado periodo. Así, 36 años después, gracias al interés de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la participación de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (la ENAC), los Estudios Churubusco y las empresas Cromosoma y El Barandal, hoy veremos en el marco de la segunda emisión de Arcadia una versión restaurada de Tras el horizonte con la calidad artística y técnica con la que fue realizada, lo cual me llena de satisfacción.

2. Tras el horizonte es un filme que fue realizado con un manifiesto propósito de inventiva formal, auspiciado por el Programa de Superación del Personal Académico del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos -el inolvidable CUEC-, que el profesor José Rovirosa, a la sazón director del Centro, implementara a inicios de los 80s. con la finalidad de que los docentes actualizáramos nuestro conocimiento mediante la realización de corto y medio metrajes que propusieran nuevas alternativas narrativas. Alentado por tales objetivos, elegí el cuento El hombre de Juan Rulfo, uno de los tres que ya había adaptado para producir Los confines, y me propuse realizar una película que definiera mi estilo, que representara la cosmovisión del escritor y que en algunos aspectos se correspondiera con su estilo literario. De manera que el CUEC y el mencionado Programa constituyeron la plataforma idónea para producir un filme alejado de los imperativos del cine comercial, de la exigencia de satisfacer al espectador de gusto convencional condicionado por Hollywood y por la televisión, ajeno a la aspiración de alcanzar el éxito en la taquilla. No había nada que vender. La meta era crear una obra artística que transmitiera la convicción de autor de Rulfo y la mía. Por ello, Tras el horizonte es un filme de carácter eminentemente universitario. Así, con la idea de mostrar a los personajes, al hombre, sometidos a las pasiones de su naturaleza, condenados a transitar en su desesperante circunstancia terrenal, fue que concebí su composición cinematográfica: las voces fuera de cuadro que nos adentran en su intimidad; los paisajes en los cuales aparecen, persiguen, huyen, se vengan y desaparecen, irremediablemente cautivos; el curso de una trama carente de suspenso pero cargada de tensión; la dislocada estructura espacio-temporal del relato en la cual lo presente, lo pasado y lo futuro se entrecruzan conformando un limbo agobiante; el final anticlimático pero amargo, trágico. Curiosamente, el grano característico de la imagen en el formato de 16 mm., en varias escenas reventado, efervescente, debido al deficiente revelado del negativo, acentúa el tono dramático de la historia. La realización de Tras el horizonte fue una experiencia de creación artística libre, gozosa, no caprichoza, bien reflexionada, que prefiguró el estilo cinematográfico de Los confines, mi primer largometraje.

3. Cuando un director de cine tiene la oportunidad de restaurar alguno de sus filmes y descubre las maravillosas herramientas que ofrece la nueva tecnología, está ante una disyuntiva: seguir el criterio de un historiador y respetar la forma de la película tal como fue concebida, sin modificarle nada; o bien, afinar algún aspecto de su composición que lo había dejado insatisfecho. Con relación a Tras el horizonte debo confesar que algunas soluciones de composición de la banda sonora de las cuales estaba plenamente convencido en 1983, con el paso del tiempo y mi maduración como cineasta me parecieron inapropiadas, producto de una posición estética radical: consideraba que una obra cinematográfica debía conformarse con sonidos para musicales y prescindir de la música. Sin embargo, al involucrarme en el proceso de restauración, recordé que los poetas, cuando tienen la oportunidad de reeditar su obra, se permiten revisarla y afinarla; y me pregunté ¿por qué razón los cineastas no habríamos de hacerlo? Así que decidí eliminar de la banda sonora original el estridente sonido del frotamiento de un globo con el cual había acentuado un pasaje climático del relato, que luego me pareció una solución fallida, obvia, intelectual, carente de emotividad; y lo sustituí por un fragmento de una obra musical sinfónica que, cuando veía y reveía Tras el horizonte en su proceso de restauración, me daba vueltas en la cabeza y sentía con absoluta certeza que esa era la música que le daría al filme el tono épico y a la vez íntimo, la intensidad emocional que requería. Y así fue. Cuando Carlos Aguilar y yo articulamos la música a la imagen parecía que había sido compuesta ex profeso para la película. La obra sinfónica es Je reviens avec la nuit –Y yo llego con la noche- de Rodrigo Valdez Hermoso, de la cual elegí otros fragmentos que le dieron al relato la dimensión estética que ahora tiene.

4. Debo resaltar el excelente trabajo del personal que tuvo a su cargo la restauración de Tras el horizonte. Guadalupe León digitalizó y restauró los negativos de imagen y de sonido garantizando con ello la existencia del filme mas allá del término de vida de los negativos. Rodrigo Moreno corrigió la luz, el color, y recuperó con gran sensibilidad la apariencia que las locaciones y el vestuario tenían durante el rodaje así como la calidad de la fotografía de Antonio Ruiz. Guadalupe Ramírez restauró las pistas de sonido originales que providencialmente encontré en una caja arrumbada en la bodega de mi casa; he hizo posible que Carlos Aguilar diseñara y mezclara con su gran talento y experiencia la nueva banda sonora, con el sistema 7. 1 de la sala Atmos de la ENAC, tal y como la habíamos concebido inicialmente y que no pudimos realizar en 1983 porque entonces, aunque les pueda parecer pretencioso, no existía una tecnología a la altura de nuestros planteamientos de creación sonora.

5. Quiero dedicar esta función a Noé Murayama, Rodrigo Puebla, Mario García González y Rodolfo de Alejandre, actores de la película; a Darsel Salinas, director de arte y gran amigo; a José Rovirosa, entrañable profesor; y por supuesto a Juan Rulfo, escritor agudo, profundo, universal; quienes ya no están con nosotros. Dedicarla también a mis colaboradores de creación en aquel distante y ahora tan próximo año de 1983; agradecerles al Lic. Hugo Villa Smythe, Director General de Actividades Cinematográficas, al cineasta Albino Álvarez, Subdirector de Rescate y Restauración de la Filmoteca, al Mtro. Manuel Elías López Monroy, director de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, su apoyo para hacer realidad la restauración de Tras el horizonte.

Espero que disfruten de la película, aunque como director nunca he querido divertir al público sino confrontarlo con la naturaleza humana, consigo mismo, para que reflexione, asuma una actitud crítica y evolucione. Pienso que esa es la función del arte, sobre todo del arte universitario.

Cineasta Mitl Valdez

Clausura de Arcadia

Filmoteca de la UNAM y la AMACC presentaron el Primer volumen de Cuadernos de restauración dedicada a la película Tepeyac

El 23 de octubre se realizó la presentación de Tepeyac, primer volumen de Cuadernos de Restauración de la Filmoteca UNAM en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario (CCU), en el marco de Arcadia UNAM 2ª edición. El Director General de Actividades Cinematográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (Filmoteca UNAM), Hugo Villa Smythe, en compañía del subdirector de Rescate y Restauración, Albino Álvarez, y del presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), Ernesto Contreras, hablaron sobre la importancia del proceso de restauración.

El primer volumen de Cuadernos de Restauración busca difundir la importancia del proceso de preservación, así como dar a conocer los procesos analógicos y digitales a los que se someten las cintas para restaurarlas. La publicación, coordinada por el cineasta Albino Álvarez y Guadalupe Ferrer, contiene también un DVD con la película Tepeyac (1917), restaurada y con banda sonora incluida, aunque originalmente el largometraje es silente.

Ernesto Contreras comentó que para la AMACC fue un gusto colaborar en el proyecto y que espera lo siga haciendo, en especial con otros Cuadernos de Restauración, asimismo aseguró que “los principales objetivos de la Academia son la defensa, difusión, la investigación y la preservación del cine mexicano”. También recalcó que, en colaboración con la Filmoteca de la UNAM, se restauraron El tren fantasma, El puño de hierro, La barraca y el sonido de La mujer del puerto.

“Tepeyac es un trabajo de 1917, que más allá de la cuestión guadalupana tiene que ver con una visión del país de ese momento y que coincide con la Constitución del 17, lo que la hace particularmente interesante a la película”, recalcó Ernesto Contreras.

En su turno el Subdirector de Rescate y Restauración, Albino Álvarez, destacó la importancia que tiene la Filmoteca de la UNAM en el ámbito de la restauración y agradeció la existencia de los “héroes anónimos” (restauradores), debido a que una película de 90 minutos tiene más de cien mil fotogramas. También adelantó que se está trabajando en otras películas del periodo del cine silente.

“La restauración es preservar con sus atributos originales técnicos y estéticos una película”, comentó Albino Álvarez.

Tepeyac fue adquirida en los años 80 por Francisco Gaytán (antecesor de Álvarez), como una copia de exhibición de 35 mm que estaba dañada y con algunos faltantes. La cinta se restauró a partir de los negativos y positivos de nitrato de celulosa y la restauración digital se realizó en varias etapas, como: la revisión, limpieza ultrasónica, impresión wet gate y escaneo en resolución 2K.

La película Tepeyac fue dirigida por Carlos E. González, José Manuel Ramos y Fernando Sáyago y tiene una duración de 64 minutos, en la que se relata la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y donde los personajes se mezclan con “el pueblo real”, que disfruta de su religiosidad.

Actualmente se está trabajando en el segundo volumen de Cuadernos de restauración dedicado a la película El tren fantasma (México, 1926) de Gabriel García Moreno.

Cuadernos de Restauración Vol. 1 Tepeyac se encuentra a la venta en la Filmoteca de la UNAM y tiene un costo de 400 pesos, pero para la comunidad universitaria (con credencial vigente) tiene un descuento del 50 % por ciento.

Referencias:

https://www.filmoteca.unam.mx/cinelinea/html/tepeyac.html