TRAS EL HORIZONTE / PRESENTACIÓN POR MITL VALDEZ
26 de octubre de 2019
Centro Cultural Universitario, sala Julio Bracho, Ciudad Universitaria
1. El estreno y la primer corrida de exhibición de Tras el horizonte se llevaron a cabo en esta misma sala (Julio Bracho), del 4 al 9 de septiembre de 1983, como parte del Tercer Festival Universitario de Cultura Popular. En ese entonces la proyección de la película me provocó sentimientos encontrados. Por un lado, me embargaba el júbilo de que mi primer filme producido después de haber concluido mi formación académica en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos se exhibiera aquí, en el Centro Cultural; y por otro, me aguijoneaba el disgusto ocasionado por la defectuosa copia que se proyectaba. Como todos los cineastas de mi generación, fui víctima de la crisis que aquejó a la industria del cine mexicano desde fines de los 70´s. Si el revelado de los negativos y de las copias en el formato de 35 mm. era de mala calidad, en el formato de 16 mm. era pésima. Al exhibirse la película las imágenes se veían con tantos puntos blancos, que daba la impresión de que hubieran espolvoreado el negativo al revelarlo; el color y las luces de las escenas no correspondían a lo filmado, se veían descoloridas, verdosas. Y por lo que toca al sonido sucedía algo parecido: los diálogos, los ruidos incidentales y los ambientes, además de haber sido mezclados con el sistema monoural, se oían como salidos de un bote; ningún laboratorio revelaba el negativo de sonido con la densidad apropiada y en ocasiones la pintura de la banda sonora invadía la imagen y se veía. No existía un control de calidad. Con amarga ironía los cineastas nos referíamos a nuestros filmes como “las copias al carbón”. La industria del cine mexicano tocaba fondo y su deficiente calidad técnica aunada a su empobrecimiento temático, hizo que el público dejara de ver las producciones nacionales y prefiriera las estadounidenses, técnicamente casi perfectas. Finalmente, la antes esplendorosa industria del cine mexicano se extinguió. Ahora las nuevas tecnologías nos dan la oportunidad de restaurar y exhibir con una calidad técnica muy superior las cintas producidas en aquel desafortunado periodo. Así, 36 años después, gracias al interés de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la participación de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (la ENAC), los Estudios Churubusco y las empresas Cromosoma y El Barandal, hoy veremos en el marco de la segunda emisión de Arcadia una versión restaurada de Tras el horizonte con la calidad artística y técnica con la que fue realizada, lo cual me llena de satisfacción.
2. Tras el horizonte es un filme que fue realizado con un manifiesto propósito de inventiva formal, auspiciado por el Programa de Superación del Personal Académico del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos -el inolvidable CUEC-, que el profesor José Rovirosa, a la sazón director del Centro, implementara a inicios de los 80s. con la finalidad de que los docentes actualizáramos nuestro conocimiento mediante la realización de corto y medio metrajes que propusieran nuevas alternativas narrativas. Alentado por tales objetivos, elegí el cuento El hombre de Juan Rulfo, uno de los tres que ya había adaptado para producir Los confines, y me propuse realizar una película que definiera mi estilo, que representara la cosmovisión del escritor y que en algunos aspectos se correspondiera con su estilo literario. De manera que el CUEC y el mencionado Programa constituyeron la plataforma idónea para producir un filme alejado de los imperativos del cine comercial, de la exigencia de satisfacer al espectador de gusto convencional condicionado por Hollywood y por la televisión, ajeno a la aspiración de alcanzar el éxito en la taquilla. No había nada que vender. La meta era crear una obra artística que transmitiera la convicción de autor de Rulfo y la mía. Por ello, Tras el horizonte es un filme de carácter eminentemente universitario. Así, con la idea de mostrar a los personajes, al hombre, sometidos a las pasiones de su naturaleza, condenados a transitar en su desesperante circunstancia terrenal, fue que concebí su composición cinematográfica: las voces fuera de cuadro que nos adentran en su intimidad; los paisajes en los cuales aparecen, persiguen, huyen, se vengan y desaparecen, irremediablemente cautivos; el curso de una trama carente de suspenso pero cargada de tensión; la dislocada estructura espacio-temporal del relato en la cual lo presente, lo pasado y lo futuro se entrecruzan conformando un limbo agobiante; el final anticlimático pero amargo, trágico. Curiosamente, el grano característico de la imagen en el formato de 16 mm., en varias escenas reventado, efervescente, debido al deficiente revelado del negativo, acentúa el tono dramático de la historia. La realización de Tras el horizonte fue una experiencia de creación artística libre, gozosa, no caprichoza, bien reflexionada, que prefiguró el estilo cinematográfico de Los confines, mi primer largometraje.
3. Cuando un director de cine tiene la oportunidad de restaurar alguno de sus filmes y descubre las maravillosas herramientas que ofrece la nueva tecnología, está ante una disyuntiva: seguir el criterio de un historiador y respetar la forma de la película tal como fue concebida, sin modificarle nada; o bien, afinar algún aspecto de su composición que lo había dejado insatisfecho. Con relación a Tras el horizonte debo confesar que algunas soluciones de composición de la banda sonora de las cuales estaba plenamente convencido en 1983, con el paso del tiempo y mi maduración como cineasta me parecieron inapropiadas, producto de una posición estética radical: consideraba que una obra cinematográfica debía conformarse con sonidos para musicales y prescindir de la música. Sin embargo, al involucrarme en el proceso de restauración, recordé que los poetas, cuando tienen la oportunidad de reeditar su obra, se permiten revisarla y afinarla; y me pregunté ¿por qué razón los cineastas no habríamos de hacerlo? Así que decidí eliminar de la banda sonora original el estridente sonido del frotamiento de un globo con el cual había acentuado un pasaje climático del relato, que luego me pareció una solución fallida, obvia, intelectual, carente de emotividad; y lo sustituí por un fragmento de una obra musical sinfónica que, cuando veía y reveía Tras el horizonte en su proceso de restauración, me daba vueltas en la cabeza y sentía con absoluta certeza que esa era la música que le daría al filme el tono épico y a la vez íntimo, la intensidad emocional que requería. Y así fue. Cuando Carlos Aguilar y yo articulamos la música a la imagen parecía que había sido compuesta ex profeso para la película. La obra sinfónica es Je reviens avec la nuit –Y yo llego con la noche- de Rodrigo Valdez Hermoso, de la cual elegí otros fragmentos que le dieron al relato la dimensión estética que ahora tiene.
4. Debo resaltar el excelente trabajo del personal que tuvo a su cargo la restauración de Tras el horizonte. Guadalupe León digitalizó y restauró los negativos de imagen y de sonido garantizando con ello la existencia del filme mas allá del término de vida de los negativos. Rodrigo Moreno corrigió la luz, el color, y recuperó con gran sensibilidad la apariencia que las locaciones y el vestuario tenían durante el rodaje así como la calidad de la fotografía de Antonio Ruiz. Guadalupe Ramírez restauró las pistas de sonido originales que providencialmente encontré en una caja arrumbada en la bodega de mi casa; he hizo posible que Carlos Aguilar diseñara y mezclara con su gran talento y experiencia la nueva banda sonora, con el sistema 7. 1 de la sala Atmos de la ENAC, tal y como la habíamos concebido inicialmente y que no pudimos realizar en 1983 porque entonces, aunque les pueda parecer pretencioso, no existía una tecnología a la altura de nuestros planteamientos de creación sonora.
5. Quiero dedicar esta función a Noé Murayama, Rodrigo Puebla, Mario García González y Rodolfo de Alejandre, actores de la película; a Darsel Salinas, director de arte y gran amigo; a José Rovirosa, entrañable profesor; y por supuesto a Juan Rulfo, escritor agudo, profundo, universal; quienes ya no están con nosotros. Dedicarla también a mis colaboradores de creación en aquel distante y ahora tan próximo año de 1983; agradecerles al Lic. Hugo Villa Smythe, Director General de Actividades Cinematográficas, al cineasta Albino Álvarez, Subdirector de Rescate y Restauración de la Filmoteca, al Mtro. Manuel Elías López Monroy, director de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas, su apoyo para hacer realidad la restauración de Tras el horizonte.
Espero que disfruten de la película, aunque como director nunca he querido divertir al público sino confrontarlo con la naturaleza humana, consigo mismo, para que reflexione, asuma una actitud crítica y evolucione. Pienso que esa es la función del arte, sobre todo del arte universitario.
Cineasta Mitl Valdez